Sufres de reflujo: la causa más común que lo provoca y cómo eliminarla

El reflujo gastroesofágico constituye una de las molestias digestivas más frecuentes en la población adulta y afecta significativamente la calidad de vida de quienes lo padecen. La sensación de ardor que asciende desde el estómago hacia el pecho o la garganta, comúnmente conocida como acidez, no solo provoca incomodidad, sino que puede tener consecuencias más graves para la salud si no se aborda correctamente. Comprender la razón principal detrás de este problema y conocer las mejores estrategias para eliminarla es el primer paso para recuperar el bienestar digestivo.

La causa más común: debilitamiento del esfínter esofágico inferior

En la mayoría de los casos, el reflujo ácido se origina debido a un funcionamiento inadecuado del esfínter esofágico inferior (EEI), una banda circular de músculo que actúa como válvula entre el esófago y el estómago. Normalmente, este esfínter se abre para permitir el paso de los alimentos al estómago y se cierra de inmediato para evitar que el contenido gástrico regrese al esófago. Sin embargo, cuando el EEI se relaja inapropiadamente o se debilita, el ácido estomacal puede ascender y lesionar el delicado revestimiento del esófago, originando los molestos síntomas del reflujo.

Una variedad de factores favorecen el debilitamiento de este esfínter, entre los que destacan:

  • Obesidad: El exceso de peso ejerce presión adicional sobre el abdomen, forzando el reflujo de los jugos gástricos hacia arriba por el esófago.
  • Hernia de hiato: Ocurre cuando una parte superior del estómago sobresale hacia la cavidad torácica a través del diafragma, facilitando el reflujo.
  • Embarazo: Los cambios hormonales y el crecimiento del útero suman presión sobre la zona abdominal, debilitando temporalmente el EEI.
  • Trastornos del tejido conectivo, como la esclerodermia, que afectan la función muscular adecuada del esfínter.
  • Vaciamiento gástrico retardado, que impide que los alimentos avancen normalmente hacia el intestino.

Hábitos y alimentos que detonan el problema

Además de las condiciones físicas descritas, múltiples hábitos cotidianos y elecciones dietéticas pueden agravar el reflujo o incluso desencadenarlo en personas predispuestas. Los principales desencadenantes incluyen:

  • Ingerir grandes cantidades de comida o comer de manera rápida, lo que sobrecarga el estómago y favorece la presión hacia el esfínter esofágico.
  • Acostarse inmediatamente después de comer, ya que la gravedad no ayuda a mantener los contenidos gástricos en su lugar.
  • Consumir alimentos grasos, frituras, chocolate, menta, cítricos, productos a base de tomate, picantes y bebidas como café, alcohol o carbonatadas; todos ellos pueden relajar el EEI o aumentar la acidez gástrica.
  • Tabaquismo, que reduce la presión del EEI dificultando su cierre.
  • Estrés y ansiedad, que pueden alterar la fisiología digestiva y agravar los síntomas.
  • Ciertos medicamentos (por ejemplo, aspirina o antiinflamatorios) que favorecen la irritación gástrica o alteran el tono muscular del EEI.

La combinación de estos factores explica por qué el reflujo puede manifestarse incluso en personas sin enfermedades de base, dependiendo del estilo de vida, la dieta y el contexto en el que se encuentren.

Cómo eliminar la causa y controlar el reflujo de forma efectiva

El tratamiento del reflujo gastroesofágico se centra principalmente en eliminar o corregir la causa más común: el mal funcionamiento del EEI. Esto puede conseguirse mayormente a través de cambios en la rutina diaria y modificaciones alimentarias, aunque en ciertos casos se requiere intervención médica.

Cambios clave en el estilo de vida

  • Bajar de peso en caso de sobrepeso u obesidad puede reducir notablemente la presión abdominal y, con ello, los episodios de reflujo.
  • Evitar las comidas copiosas o muy próximas a la hora de acostarse. Se recomienda realizar cenas ligeras y esperar al menos dos o tres horas antes de recostarse.
  • Identificar y eliminar alimentos desencadenantes según la tolerancia individual, prestando atención a los síntomas y haciendo ajustes graduales en la dieta.
  • Dejar el tabaco y reducir el alcohol, pues ambos afectan negativamente la función del esfínter.
  • Elevar la cabecera de la cama entre 10 y 15 centímetros para aprovechar la gravedad y evitar el reflujo nocturno.
  • Vestir ropa holgada para no comprimir el abdomen.
  • Disminuir el estrés mediante técnicas de relajación, meditación o actividad física regular.

Medidas dietéticas recomendadas

  • Preferir comidas bajas en grasa y cocinar al vapor, hervido o a la plancha.
  • Incluir verduras (excepto las más ácidas), carnes magras, cereales integrales y frutas no cítricas en la dieta habitual.
  • Evitar la menta y los dulces ultraprocesados.
  • Tomar pequeños sorbos de agua durante y después de las comidas para limpiar el esófago sin llenar en exceso el estómago.

Tratamientos médicos

Si los cambios de estilo de vida y alimentación no logran controlar el problema, existen una serie de fármacos que los especialistas pueden indicar, tales como:

  • Antiácidos para neutralizar el ácido gástrico.
  • Bloqueadores de histamina (H2), que reducen la producción de ácido del estómago.
  • Inhibidores de la bomba de protones para suprimir más eficientemente la secreción ácida.

En muy pocos casos, cuando el reflujo es grave y no responde a otras medidas, se considera la opción de la cirugía para reforzar el esfínter esofágico inferior y evitar la regurgitación ácida.

Prevención y mejora a largo plazo

La prevención del reflujo ácido se logra principalmente manteniendo hábitos saludables y evitando los factores predisponentes. Es recomendable llevar un registro de los episodios de reflujo para identificar patrones asociados a comidas, emociones o actividades concretas. De este modo, se pueden implementar ajustes personalizados que resulten realmente efectivos a largo plazo.

Si los síntomas persisten, es fundamental consultar con un profesional de la salud para descartar complicaciones o causas menos comunes, como la infección por Helicobacter pylori o alteraciones funcionales del vaciamiento gástrico.

Al adoptar un enfoque integral que combine la corrección de la causa principal, es decir, el mal funcionamiento del esfínter esofágico inferior, con cambios sostenidos en el estilo de vida y la dieta, la mayoría de las personas logra un control eficaz del reflujo gastroesofágico y la recuperación de su calidad de vida.

Leave a Comment