¿Te crujen las articulaciones al hacer ejercicio? Esto es lo que sucede realmente dentro de tu cuerpo

El fenómeno de que crujan las articulaciones al hacer ejercicio es extremadamente común y, en la mayoría de los casos, resulta inofensivo. Muchas personas experimentan ruidos al mover sus rodillas, codos, hombros u otras articulaciones durante actividades físicas, lo que genera dudas sobre si esto indica un problema de salud o un proceso natural del cuerpo. Comprender lo que realmente sucede dentro de nuestro organismo cuando se presenta este “chasquido” o “crujido” ayuda a no alarmarse innecesariamente, aunque también permite reconocer cuándo el síntoma puede requerir atención médica.

¿Por qué crujen las articulaciones?

La mayor parte del tiempo, el crujido de las articulaciones está asociado a mecanismos fisiológicos absolutamente normales. Dos causas principales explican este fenómeno, según expertos en fisioterapia y reumatología:

  • Movimiento de tendones y ligamentos: Los tendones y ligamentos que rodean las articulaciones pueden desplazarse sutilmente durante el ejercicio, tensándose y luego regresando a su posición normal. Esta fricción sobre las superficies articulares o sobre otras estructuras provoca el característico sonido que se asemeja al de una cuerda elástica que se estira y suelta. Este tipo de crujido, conocido como crepitación articular, es frecuentemente observado en rodillas, hombros y codos, sobre todo en movimientos amplios o repetitivos.
  • Cavitación del líquido sinovial: Las articulaciones sinoviales contienen un fluido lubricante llamado líquido sinovial, en el que se disuelven gases como oxígeno, nitrógeno y dióxido de carbono. Cuando se realiza un movimiento, la presión interna de la articulación cambia rápidamente, permitiendo la formación de pequeñas burbujas de gas. El colapso o desplazamiento de estas burbujas genera un sonido de “chasquido”, totalmente inocuo desde el punto de vista médico.

En resumen, estos mecanismos no solo son normales, sino que también forman parte del funcionamiento saludable de las articulaciones, permitiendo que soporten el movimiento y la carga durante la actividad física.

¿Cuándo es un síntoma de alerta?

El hecho de que las articulaciones suenen al moverse o durante el ejercicio, por sí solo, no suele ser preocupante. Sin embargo, existen circunstancias en las que es recomendable prestar atención y consultar con un profesional de la salud:

  • Dolor o inflamación acompañantes: Si el crujido se asocia a dolor, rigidez, hinchazón o pérdida de movilidad, puede indicar un problema subyacente, como una lesión o una enfermedad articular degenerativa por desgaste (artrosis u osteoartritis).
  • Lesión traumática reciente: Tras una caída, golpe o esguince, el crujido podría reflejar una afectación estructural, como daño en meniscos, cartílago o ligamentos. Esto suele requerir una evaluación especializada.
  • Cambios bruscos en la frecuencia o intensidad de los crujidos: Si una articulación comienza a sonar de forma repentina, persistente y sin explicación, conviene investigar posibles causas orgánicas o anatómicas detrás del síntoma.

En estas situaciones, el crujido adquiere mayor relevancia clínica, pues puede ser la manifestación inicial de lesiones articulares, deterioro del cartílago o incluso de la presencia de cuerpos extraños dentro de la articulación.

¿Qué sucede realmente dentro de tu cuerpo?

Cuando escuchas un “crack” al mover una articulación durante el ejercicio, en la mayoría de los casos se desarrollan algunos de los siguientes procesos internos:

  • Cavitación y liberación de gases: El líquido sinovial, aparte de nutrir y lubricar la articulación, puede guardar diminutas burbujas de gases. Un cambio repentino en la presión, originado por el estiramiento o compresión articular, hace que esas burbujas colapsen y generen el sonido tan característico. Este mecanismo explica, por ejemplo, por qué los dedos, hombros y rodillas suelen crujir con movimientos enérgicos o al estirarse.
  • Deslizamiento de tendones sobre prominencias óseas: Al flexionar o extender una articulación, tendones y ligamentos pueden deslizarse, quedar momentáneamente “enganchados” y luego saltar. El resultado es un chasquido audible, totalmente benigno si no hay síntomas adicionales.
  • Desgaste del cartílago articular: En casos donde el cartílago se daña —por edad, sobreuso, lesiones o enfermedades degenerativas—, las superficies articulares dejan de ser lisas y generan fricción, provocando roces o incluso sensación de roce óseo. Esta situación suele ir acompañada de dolor, inflamación o pérdida de función.

¿El crujido puede prevenirse o evitarse?

En líneas generales, los crujidos inofensivos no se pueden ni deben tratar de evitar, ya que son parte natural del movimiento humano. Sin embargo, hay recomendaciones para preservar la salud articular y minimizar el riesgo de lesiones asociadas a sonidos articulares:

  • Realizar calentamientos adecuados antes del ejercicio.
  • Fortalecer los músculos estabilizadores que rodean las articulaciones.
  • Buscar la técnica correcta en la ejecución de movimientos complejos o ejercicios de impacto.
  • Consultar a un especialista si se presentan molestias persistentes, dolor o sensación de inestabilidad.

Mitos y realidades en torno al crujir articular

Existen creencias muy extendidas, algunas sin ningún fundamento científico, respecto al significado de las articulaciones que crujen:

  • Una de las falsas creencias más comunes es que “crujirse los dedos causa artritis”, lo cual ha sido desmentido en numerosos estudios. El chasquido habitual de los nudillos y otras articulaciones no provoca inflamación ni incrementa el riesgo de artritis o artrosis por sí mismo.
  • El crujido por sí solo no indica daño articular necesariamente. Únicamente debe considerarse anormal si aparece acompañado de dolor, bloqueo, hinchazón o pérdida de función.
  • En algunos deportes o disciplinas como la quiropraxia, los “ajustes” articulares generan sonidos similares. Aquí, la causa es la misma: cavitación del líquido sinovial, y su efecto es temporal y seguro si se realiza correctamente y bajo supervisión profesional.

Entender estos mitos ayuda a reducir la ansiedad y el temor injustificado al notar ruidos durante la actividad física o movimientos cotidianos.

La importancia de cuidar tus articulaciones

Aunque la mayoría de los crujidos articulares sean benignos, el mantenimiento de la salud articular a lo largo de la vida sí requiere atención. Factores como el sobrepeso, la falta de actividad física, los deportes de alto impacto y la mala técnica incrementan el riesgo de lesiones y desgaste prematuro.

  • La incorporación de rutinas de fortalecimiento muscular y ejercicios de movilidad articular disminuye las tensiones mecánicas innecesarias.
  • Moderar cargas, variar el tipo de ejercicio y evitar sobreesfuerzos prolongados protege el cartílago y reduce la progresión de patologías como la osteoartritis.
  • La consulta regular con fisioterapeutas o reumatólogos permite identificar a tiempo signos de daño o enfermedad articular, proporcionando estrategias preventivas y terapéuticas personalizadas.

En conclusión, el crujido de articulaciones durante el ejercicio es, en la gran mayoría de los casos, una manifestación normal de los mecanismos de movimiento del cuerpo humano y no implica una lesión en sí misma. Únicamente si se acompaña de otros síntomas, se intensifica o viene tras un traumatismo, se recomienda consultar a un profesional para un diagnóstico preciso y un manejo adecuado.

Leave a Comment